No es lo que se dice, es cómo se dice...
La campaña arranca, y hay que hablar, hablar mucho y saber hablar. Hasta ahora el lenguaje del gobierno ha sido tímido políticamente, no ha sido confrontativo ni ha podido contrarrestar el mensaje constantemente ácido de la oposición, el del gobierno ha sido un lenguaje muy técnico, elevado y la mayoría de veces intelegible para la masa votante.
Estamos en campaña y el PRM-Gobierno necesita hablarle a esas masas en términos llanos, claros, sencillos, en fin, en "arroz y habichuelas". Hasta ahora, el lenguaje del gobierno ha sido distante, frío, muy bien elaborado para un aula universitaria, pero muy inefectivo para la tarima política. La oposición, que es política y electoralista hasta el tuétano tiene un lenguaje mucho más claro y abierto, más entendible, más digerible para la gente del barrio Aguas Negras de Puerto Plata. Esa oposición mañosa y muy hábil en materia de comunicación, con estrategas curtidos en esas lides, ha identificado ese "handicap" oficial y lo ha aporovechado como ha querido, vienen del tigueraje político y conocen mejor que nadie por dónde es que duele.
Estamos en campaña y hay que hablar, el gobierno tiene que hablar, pero también tiene que convencer, tiene que bajar del podio académico, salir del salón de clases y montarse en la patana, subirse a la tarima y sentarse en la acera con el obrero y el campesino a conversar en su lenguaje, de manera que digiera el mensaje.
Todavía el PRM no ha sabido quitarse de encima muchísimas acusaciones que le lanza la oposición en su machaca desde el primer dia en que llegó al poder, aún el PRM no ha sabido identificar cuál ha sido la estrategia de la oposición para buscar posicionarse y tratar de ganarle llevando la percepción de un gobierno igual de corrupto que los de ella y de esa manera borrar la diferencia en la psiquis del ciudadano. Todavía no han entendido que su misión principal era y sigue siendo el proteger y defender a su candidato, formando un anillo mediático que evitara ser herido por las diatribas oposicionistas y que llegue a las elecciones con el menor daño posible.
A pesar del efecto teflón de Abinader, de que no se le pega nada, el PRM no ha entendido su rol como pertido de gobierno, mucho menos lo han entendido los funcionarios que parece que Luis Abinader los sacó de una escuela de mudos y los puso en el tren gubernamental. Algunas veces uno se pregunta si tienen bocas, porque no hablan ni para pedir un vaso de agua.
Todavía el gobierno no encuentra la forma de hablarle a un país de sexto grado de instrucción escolar, mostrar sus logros, hacer entender las razones por las que no se han efectuado los cambios que aún están pendientes. El gobierno no ha sido capaz de decirle a la gente las dificultades que trajo la pandemia que han impedido hacer muchos cambios, ha dejado eso a la imaginación y al análisis de gente que no analiza.
El Gobierno de Luis Abinader necesita aprender a hablarle al corazón no al cerebro, la mayoría de la gente de este país que siente más que lo que piensa y en campaña lamentablemente se magnifica porque no se piensa nada y se siente todo. De ahí los discursos cargados de frases emocionales, dirigidas a gente que reacciona sin mucho miramiento.
El Partido Revolucionario Moderno, necesita desperezarse, sacarse de encima la haraganería mediática, hablar como partido político dominicano, desenmudecerse, soltar esa imagen timorata y asustadiza a la hora de expresarse, crear un mensaje llano, pueblerino, barrial, un lenguaje para las emociones y que le haga ver al pueblo por qué son gobierno.