Por: Ari Gómez
Ingeniería Social, Marketing
Si alguien, a estas alturas del juego político dominicano en vez de usar las encuestas para analizar su situación electoral opta por negarlas, por renegar de los resultados, por buscar argumentos que contradigan lo que dicen esos trabajos de investigación estadística de campo, no intente convencerlo de que está equivocado, deje tranquilo a quien se ciega con su deseo de que las cosas no sean como son en la realidad.
Las encuestas están hablando y están diciendo claramente hacia dónde se dirige el triunfo en estas elecciones. Una vez y otra vez los números del presidente Luis Abinader suben en las mediciones y los de los candidatos opositores van declinando aceleradamente. Negar eso es irracional, es de locos, pero se entiende en una contienda donde las pasiones y el pánico se han combinado para hacer de este certamen uno muy especial.
Pasiones propias del devenir político en países como los nuestros y pánico porque la oposición sabe perfectamente que si Luis Abinader gana de nuevo y hace un gobierno sin los tropiezos que por diferentes sucesos internacionales ha tenido en su período actual, los líderes que la dirigen, esos candidatos contrarios al presidente, no tendrán nada que buscar en el futuro. No hay que ser ingeniero aeroespacial para entender el curso que lleva la trayectoria electoral de mayo de este año, negarse a verlo es un ejercicio que puede provocar dos cosas: una frustración innecesaria o una pérdida de credibilidad difícil de recuperar.
Sin muchos rodeos, la suerte está prácticamente echada, aunque según se escucha en los predios del PRM, ellos no van a descansar ni dan por hecho nada, eso es una decisión muy inteligente, En los predios opositores se nota una especie de apatía y desorientación, amén de una respuesta airada a los numeros que están saliendo que en nada les favorece. La oposición dominicana anda carente de propuestas, de coherencia y como en un limbo que no le permite enfrentar con efectividad un PRM que se erige como ganador de la próxima contienda electoral.
El discurso de pollo y plátano de la oposición, especialmente del ala de La Fuerza del Pueblo no debió llegar hasta hoy. No causó efecto inmediato, no impactó, no generó interés en su momento, ha sido una tozudez inexplicable mantenerlo durante todo el trayecto de campaña. El otro discurso, el de asociar al gobierno y al PRM con gente ligada a narcotráfico tampoco rindió frutos. Fue el discurso del PLD durante la campaña de las elecciones municipales y ya todos vimos los resultados; lo sorprendente es que sigan con eso.
Y lo peor de todo es que siguen insistiendo con los mismos temas en esta etapa de la campaña congresual y presidencial, con los mismos resultados, los números de RD Elige y el Centro Económico del Cibao hablan por si mismos. La crisis haitiana fue manejada tan torpemente que le dio al gobierno y al PRM una de sus mejores armas políticas, al punto de que hoy un senador de la oposición la ha comprometido de una manera peligrosa, asociándola con los sectores que se manifiestan en contra de la República Dominicana, mientras más se defiende, más se hunde y hunde a sus aliados políticos.
La torpeza de la oposición tiene mucha responsabilidad en el posicionamiento que tiene el candidato Luis Abinader y ya se le hizo muy tarde para una rectificación, solo quedan 33 días para las elecciones y con una tendencia a la baja, no creo que tengan oportunidad para nada que no sea caer más abajo en los números.
Solo resta esperar el primer boletín de la JCE.